Un día el rey de aquel país anunció una gran fiesta en palacio a la que Cenicienta no quería asistir para que no se rieran de su fealdad. Las hermanastras le dijeron:
-¿Cenicienta te apetece ir a palacio?
Cenicienta contestó:
-No, se reirían de mi fealdad
El día de la fiesta las hermanastras, muy guapas, se dirigieron a palacio. El príncipe a ver a las dos muchachas tan guapas se enamoró de Linda y la invitó a bailar.
Tras bailes y risotadas, las muchachas se fueron a su casa. Linda, al salir corriendo para parar un taxi que pasaba por allí cerca, perdió un zapatito. El príncipe, pasó por allí y lo recogió. este para encontrar la dueña del zapato decidió proponer un plan, el plan era que a la persona que le quedara bien el zapato se casaría con ella. Al día siguiente empezó con el plan, evidentemente a nadie le quedaba bien el zapato y cuando llegaron a casa de Cenicienta ni a ella ni a Flor les quedaba bien el zapato entonces, al probárselo Linda si le quedaba bien. Entonces el príncipe le propuso matrimonio y ella aceptó. Al cabo de los meses el príncipe y Linda se casaron en un convento de monjas pijas a las que les gustaba que las mujeres se casaran de rosa, pero Linda se caso de blanco. Al acabar la boda Linda y el príncipe se fueron a vivir a Canadá y allí a los nueve meses nació una hermosa niña a la que le pusieron de nombre Cenicienta junior. Lo de cenicienta se lo pusieron por su hermanastra. Y con su niña fueron felices y comieron perdices.
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