Una chica de Madrid, que estudiaba secundaria en una escuela de Londres, volvía después de pasar un fin de semana en casa con sus padres. Estaba en segundo de la ESO, era una chica normal y corriente, inteligente, simpática, presumida, como cualquier chica de catorce años, y bastante adinerada. A veces era lo que algunos llamaban 'la niña de papá'. Su nombre era Alba, y tenía ya la maleta arreglada para volver a la escuela tras un fin de semana bastante agradable como todos los que pasaba con sus padres en Madrid. En la maleta llevaba dos libros de literatura para leer mientras esperaba, su estuche para dibujar sobre las servilletas del avión, un neceser de aseo con sus peines (cosa imprescindible), cepillo de dientes etc.., su oso de peluche desde que era una cría, su mantita azul, la cual guardaba también desde que era muy pequeña, la plancha para el pelo pues odiaba tenerlo encrespado y unas zapatillas deportivas nuevas de las que se había encaprichado en su última visita a Madrid.
En el aeropuerto, sentada en los asientos esperando a que llegara el avión, notó que le sonaba el móvil. Lo sacó del bolsillo de sus vaqueros y vio que era su novio. Lo cogió tan contenta que se olvidó de que tenía que vigilar su maleta, con la mala suerte de que se dejó la maleta en el asiento.
Y poco tiempo después la encontré yo en el aeropuerto al irme de vacaciones, me llamó la atención al ir a sentarme encontrarme una maleta rosa, con unas zapatillas, un neceser, un estuche, una plancha para el pelo, una mantita, un oso de peluche y dos libros de literatura. Me pareció que aquella chica podría ser muy similar a mí y me entró la curiosidad. Dentro de la maleta, había un número de teléfono al cual llamé. Lo cogió una chica, hablaba inglés, pero por su acento deduje que era española.
Le dije que había encontrado una maleta en el aeropuerto, con el contenido mencionado y me dijo que efectivamente era suya. Era muy simpática y agradable, y me dijo que volvería el fin de semana que viene a Madrid y que si quería podríamos quedar para devolverle su maleta. Y así fueron mis vacaciones, me encontré una maleta e hice una nueva amiga.
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