viernes, 22 de enero de 2010

Un pequeño susto




Hace unos treinta años, cuando mi madre era pequeña, había un pequeño lago a las afueras de Alcosa, que antiguamente había sido una gravera, por eso tenía algunos agujeros muy profundos. Aunque estaba prohibido el baño porque era peligroso, la gente iba a bañarse sin importarle la prohibición .

Un día mi madre fue a bañarse al lago con su familia. Se puso a jugar con sus hermanos, que eran siete, y con algunos amigos.
Hicieron una especie de trenecito y mi madre era la última. Se echó hacia atrás y de pronto ya no tenía pie, había caído en uno de esos agujeros que la empujaban hacia el fondo y, como era la última, tiraba de los demás. Pero por suerte pudo sacar la mano y pedir ayuda; entonces dos o tres hombres se tiraron al agua y empezaron a sacar niños. A ninguno de los niños ni a mi madre les pasó nada. Pero varias personas se ahogaron allí, en ese mismo año. Terminaron vallando el lago.

Desde entonces mi madre le tiene mucho respeto al agua.

1 comentario:

Ángela dijo...

Auro aver si te animas y lo subes a polvo de hadas y también podrías subir la ciudad imaginaria que la seño ya ha escaneado el dibujo