jueves, 12 de marzo de 2009

El desafío de Aracne



A orillas del mar Mediterráneo había un país llamado Lidia, en el que reinaba un hombre llamado Idmón. Idmón tenía una hija llamada Aracne que era una macnífica tejedora, incluso llegó a decir que era mejor que Atenea.

Un día llegó una anciana al taller de Aracne, pero debido a que Aracne decía que era mejor que Atenea la anciana se enfado y se convirtió de un momento a otro en la mismísima Atenea, pero aún así Aracne seguía diciendo que era mejor que ella.

Aracne le propuso un desafío, las dos se situaron delante de sus telares y empezaron a tejer. Atenea tejió un tapiz en el que reflejó toda la grandeza y el poder de los dioses, al contrario que Aracne, que tejió en su velo todo lo peor de estos.

Atenea al ver que el velo de Aracne no tenía nada que envidiarle a su tapiz se enfadó tanto que se lanzó sobre el velo y lo destrozó. Aracne comprendió el gran error que había cometido y se sintió tan avergonzada que deseó morir. Corrió hacia un rincón del taller y se colgó de una cuerda que había en el techo. Atenea se dio cuenta de que Aracne se había arrepentido y la dejó vivir, pero como una araña y así poder tejer con el hilo que salía de su cuerpo.


Extractado de:

Mitos griegos
María Angelidou
Vicens Vives, Barcelona,2008
pp: 65-71


1 comentario:

Anónimo dijo...
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