lunes, 27 de abril de 2009

Grandecito

Érase una vez una vez un rico hacendado. Una noche se encontraba sentado, atizando el fuego mientras su bellísima esposa se pintaba y retocaba las uñas junto a él, a la vez que lamentaban su su soledad.

Decían que era muy triste tener mucho dinero pero no conseguir tener la felicidad. Hablaban de que en las demás casas había mucha alegría debido a que tenían hijos.

-Tienes razón Edward!- contestó la mujer suspirando. Si por lo menos tuviéramos uno, aunque
fuera muy grande y mucho mayor que un rascacielos, lo querríamos mucho.

Pasado el tiempo el deseo se hizo realidad. La mujer estaba embarazada y después de los nueve meses nació un niño que pesaba ocho kilos. La mujer estuvo a punto de morir debido al peso y tamaño del feto, pero al fin salió todo perfecto.

Debido a su peso y tamaño lo llamaron Grandecito. Le tuvieron que privar de bastantes comidas
para ver si bajaba de peso. Cuando era “pequeño” daba señales de ser un niño amable , sincero y
simpático.

Un dia el padre de Grandecito tuvo un congreso de hacendados de las tierras de los alrededores. Él estaba preocupado debido a que tenía que ir a la ciudad y no sabía conducir. Entonces se lo comentó a su mujer y a Grandecito. Él era muy impulsivo y le contestó al padre:

- Papá, no te preocupes, que yo te llevaré.

El padre se echó a reír y le contestó: - ¿Qué vas a conducir tú, si sólo tienes cinco años?

Grandecito le replicó: - Yo no te he dicho que sea conduciendo.

El padre se quedó pensativo y le dijo: - ¿Cómo me vas a llevar?

Grandecito le respondió: - A hombros.

Al padre le dio otro ataque de risa y se orinó. Entonces empezó Grandecito a reírse y el padre se quedó con una cara muy seria. Grandecito estaba nervioso y su padre el triple. Pasadas las horas llegó el momento de salir. Grandecito montó a su padre a hombros y lo llevó a la ciudad. Por el camino, estaba parado un coche, muy misterioso. Grandecito y su padre no se percataron del coche y siguieron andando. El coche arrancó muy lentamente y empezó a perseguirlos. En el coche había un hombre que al parecer era un multimillonario inglés que se asombró al ver a Grandecito. En el realidad ese hombre era un caza talentos y tenía su propia empresa de futuras estrellas. El coche se paró enfrente de ellos y saló enchaquetado , con el pelo para atrás y con unas gafas de sol. El hombre les dijo:

-Carl Johnson, de CJ Productions.

A pesar de que estaba acomodado, nunca había visto tanto dinero sin ver billetes, Carl johnson tenía un cochazo, un reloj muy costoso y un traje algo pasado de precio... El hacendado lo vio y casi se desmaya.

El padre, después de pensárselo un buen rato, aceptó que Grandecito se fuera a Estados Unidos con el productor. Pasado el tiempo, con la vuelta de Grandecito y de su productor de Estados Unidos y el padre de vuelta de su viaje.

Por fin volvió Grandecito. Ya era mayor. Su padre, ya anciano se echó a llorar de pena pero a la vez de alegría de ver a su hijo hecho un hombre volver a la casa en la que se crió.

Grandecito, que ya no tenía ese nombre , sino que se llamaba Peter Scott, siguiendo los consejos de su ex-mánager con el que se peleó poco después de rodar su propia película, era un hombre bastante adinerado y poseía varias casas y coches, así que le dijo a sus padres que se irían con él a Miami, donde rodó su última película.

Entonces, se fueron allí y el padre decidió que se quedarían allí durante unas grandes temporadas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola soi Carmen de 1ºA me a gustado mucho el cuento lo unico que pasa es que ahy dos o trs faltillas. En el principio pone dos veces su,en vez de salió ponesaló,y en el final que creo que es maiami pone miami.Bueno al fin y al cabo me a gustdo mucho.besos.