Decían que era muy triste tener mucho dinero pero no conseguir tener la felicidad. Hablaban de que en las demás casas había mucha alegría debido a que tenían hijos.
-Tienes razón Edward!- contestó la mujer suspirando. Si por lo menos tuviéramos uno, aunque
fuera muy grande y mucho mayor que un rascacielos, lo querríamos mucho.
Pasado el tiempo el deseo se hizo realidad. La mujer estaba embarazada y después de los nueve meses nació un niño que pesaba ocho kilos. La mujer estuvo a punto de morir debido al peso y tamaño del feto, pero al fin salió todo perfecto.
Debido a su peso y tamaño lo llamaron Grandecito. Le tuvieron que privar de bastantes comidas
para ver si bajaba de peso. Cuando era “pequeño” daba señales de ser un niño amable , sincero y
simpático.
Un dia el padre de Grandecito tuvo un congreso de hacendados de las tierras de los alrededores. Él estaba preocupado debido a que tenía que ir a la ciudad y no sabía conducir. Entonces se lo comentó a su mujer y a Grandecito. Él era muy impulsivo y le contestó al padre:
- Papá, no te preocupes, que yo te llevaré.
El padre se echó a reír y le contestó: - ¿Qué vas a conducir tú, si sólo tienes cinco años?
Grandecito le replicó: - Yo no te he dicho que sea conduciendo.
El padre se quedó pensativo y le dijo: - ¿Cómo me vas a llevar?
Grandecito le respondió: - A hombros.
Al padre le dio otro ataque de risa y se orinó. Entonces empezó Grandecito a reírse y el padre se quedó con una cara muy seria. Grandecito estaba nervioso y su padre el triple. Pasadas las horas llegó el momento de salir. Grandecito montó a su padre a hombros y lo llevó a la ciudad. Por el camino, estaba parado un coche, muy misterioso. Grandecito y su padre no se percataron del coche y siguieron andando. El coche arrancó muy lentamente y empezó a perseguirlos. En el coche había un hombre que al parecer era un multimillonario inglés que se asombró al ver a Grandecito. En el realidad ese hombre era un caza talentos y tenía su propia empresa de futuras estrellas. El coche se paró enfrente de ellos y saló enchaquetado , con el pelo para atrás y con unas gafas de sol. El hombre les dijo:
-Carl Johnson, de CJ Productions.
A pesar de que estaba acomodado, nunca había visto tanto dinero sin ver billetes, Carl johnson tenía un cochazo, un reloj muy costoso y un traje algo pasado de precio... El hacendado lo vio y casi se desmaya.
El padre, después de pensárselo un buen rato, aceptó que Grandecito se fuera a Estados Unidos con el productor. Pasado el tiempo, con la vuelta de Grandecito y de su productor de Estados Unidos y el padre de vuelta de su viaje.
Por fin volvió Grandecito. Ya era mayor. Su padre, ya anciano se echó a llorar de pena pero a la vez de alegría de ver a su hijo hecho un hombre volver a la casa en la que se crió.
Grandecito, que ya no tenía ese nombre , sino que se llamaba Peter Scott, siguiendo los consejos de su ex-mánager con el que se peleó poco después de rodar su propia película, era un hombre bastante adinerado y poseía varias casas y coches, así que le dijo a sus padres que se irían con él a Miami, donde rodó su última película.
Entonces, se fueron allí y el padre decidió que se quedarían allí durante unas grandes temporadas.
1 comentario:
Hola soi Carmen de 1ºA me a gustado mucho el cuento lo unico que pasa es que ahy dos o trs faltillas. En el principio pone dos veces su,en vez de salió ponesaló,y en el final que creo que es maiami pone miami.Bueno al fin y al cabo me a gustdo mucho.besos.
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