Francisco era un chico al que le apasionaba jugar al fútbol. Jugaba de delantero en el Sevilla-Este.
El sábado jugaban contra el Pilar. La noche anterior preparó el macuto donde llevaba una camiseta, unas calzonas, unas medias, las botas de fútbol y su neceser. Por la mañana en el polideportivo donde quedaron todos los jugadores con el entrenador, estaban esperando a su jugador estrella que todavía no había aparecido. El jugador había cogido un buen atasco en la carretera. A llegar al polideportivo se repartieron en los coches que había. Nada más terminar salieron pitando. Cuando llegaron se vistieron y se pusieron a calentar, llegó el árbitro y pegó un pitido para avisar de que iba a empezar el partido. Llegó el segundo tiempo y el otro equipo les había marcado un gol, iban perdiendo por 1 a 0. Al empezar el segundo tiempo marcó el equipo de Francisco. En los últimos cinco minutos Francisco volvió a marcar. El capitán del otro equipo se encaró con Francisco y lo miró como si lo fuera a matar a la salida. Entonces fue cuando llegaron los dos equipos y empezaron a pelearse, pero el juez del partido los separó y acabaron el partido.
Al terminar se fueron cada uno donde pudo porque como el Sevilla-Este había remontado, los jugadores del Pilar estaban furiosos y querían pegarles. Pero él al salir pitando para no recibir una gran paliza se dejó el macuto y yo que pasé por ahí lo cogí y me lo quedé.
2 comentarios:
eligio tu istoria esta graciosa pero te puedes superar
esta bien la historia me ha gustado mucho
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