Un día Pinocho fue a la peluquería. Le daba vergüenza porque con su larga nariz y su cuerpo de madera la gente se reía de él. Nada más entrar, un peluquero lo cogió, lo puso en un rincón y le colgó un abrigo.
-Ya ha llegado el nuevo perchero, qué original es -dijo encantado.
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