Un día de playa fui a bañarme. Estaba tan a gusto que me quedé un buen rato, de pronto sentí un temblor, me giré y vi un monstruo que engullía el agua. Empecé a nadar hacia la orilla, me arrastraba con mucha fuerza, había formado un remolino, perdí fuerza y me tragó. Después de un tiempo el monstruo me escupió, pero la playa se había convertido en un desierto.
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